
Un misterio en Teruel, envuelto en belleza y tragedia
En los remotos tiempos medievales, cuando Teruel dudaba entre llamarse villa o ciudad, sus calles empedradas y angostas acogieron a una mujer cuya belleza marcó para siempre las leyendas de esta tierra: Leonor. Nadie conocía con certeza el origen de esta joven. Su historia estaba envuelta en un halo de misterio: ¿De dónde venía? ¿Dónde había nacido? Estas preguntas quedaron siempre sin respuesta. Lo que sí era innegable era el hechizo que su presencia ejercía sobre todos los hombres, independientemente de su condición o estado. Leonor era un suspiro andante, una figura que incendiaba pasiones en las plazas y callejuelas de Teruel.
La eterna juventud: un pacto con el diablo
A medida que pasaban los años, su aspecto seguía siendo inmutable. Parecía que el tiempo no tenía poder sobre ella. Consciente de su propia belleza y de la fascinación que despertaba, Leonor comenzó a desear lo imposible: conservar su lozanía para siempre.
Fue entonces cuando el diablo, siempre al acecho de los deseos humanos, apareció disfrazado de un apuesto caballero. Con astucia, le propuso un pacto: su alma a cambio de la eterna juventud. Leonor, seducida por la posibilidad de ser inmortalmente hermosa, aceptó sin titubear. El acuerdo estipulaba que entregaría su alma una noche de luna llena, un viernes o sábado.

La traición y la furia infernal
La noche pactada llegó, pero Leonor no cumplió su promesa. En lugar de entregarse al diablo, cayó en los brazos de otro caballero, un galán que había logrado conquistarla. Mientras ambos vivían intensamente su romance, cuatro demonios irrumpieron en la habitación. Con brutalidad, tomaron al joven galán y lo arrojaron por la ventana. Leonor, aterrorizada por lo que acababa de presenciar, salió corriendo desesperada.
Los demonios la persiguieron sin descanso por las callejuelas de Teruel. Exhausta y sin esperanza, logró refugiarse en la iglesia de San Esteban. Los demonios, sin embargo, la esperaron pacientemente en la puerta, sabiendo que su única salvación era confesarse ante un sacerdote.

La caída de Leonor
Leonor, presa de su orgullo, no buscó el perdón divino. Al salir de la iglesia, los demonios la capturaron y la llevaron al portal de San Esteban. Desde allí, la arrojaron cuesta abajo por la pendiente de San Julián. Se dice que la tierra se abrió y la tragó, llevándola directamente a los infiernos.
Una presencia que perdura
Dicen que, una vez al año, durante una noche de luna llena que coincide con un viernes o sábado, Leonor vuelve a aparecer. Aquellos que aseguran haberla visto cuentan que su voz, dulce y seductora, los llama como un canto de sirena. Su belleza sigue intacta, y sus movimientos encantadores no han perdido el poder de enloquecer a quienes la encuentran.
En esas noches mágicas, Leonor recorre las plazas y callejuelas de Teruel, recordando los tiempos en que su gracia cautivaba a hombres de todas las edades.
Descubre las leyendas de Teruel
El Tributo de Leonor es solo una de las muchas historias que conforman el rico patrimonio cultural de Teruel. En cada rincón de esta ciudad, las leyendas cobran vida, invitándote a adentrarte en un mundo de misterio y magia.
Datos obtenidos del libro: El Bardo de La Memoria
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